domingo, 16 de agosto de 2009



Existe un Espíritu Universal que se manifiesta en la web y une almas en la sombra.

Las cosas no son tal como son, sino cómo las recordamos. El primer diálogo cuando encuentras pareja en la red, está escrito por el mismísimo Dios Cupido. Lo importante a partir de ese momento es narrar una historia de amor, y la historia viene de los recuerdos, necesitan que los interpretemos. Sin interpretación no hay historia. Lo de menos es el contenido de la misma, lo que nuestras almas piensan es lo real. Los recuerdos de nuestras almas afloran con independencia del orden en que fluyen los sentimientos que nos dediquemos.

Dos amantes, se han reencontrado con la vida, pero no en esa realidad desagradable e injusta, engañosa y triste. Su encuentro lo han hecho como la lechuza de Minerva, en un mundo ideal. En ese mundo ideal, las palabras se ordenan según la vieja aspiración egipcia: el término exacto con el tono justo, de manera que nuestras almas son capaces de escribir un libro de amor para buscarle la armonía soñada.





Las almas de los amantes estaban en penumbra, en pena, ahora se han unido y afloran. Viven rodeados de Hadas y Ángeles, que los transportan por mundos de ilusión y magia. Es el momento de dejar al destino que permita que las almas no estén en la sombra, sino iluminando nuestra existencia. Ya no hay miedo al encuentro, ahora los amantes se funden en besos, y la chispa del amor ha surgido con grandes palpitaciones, arrastrando la pasión como grandes hojas secas reverdecidas.

Y todo ello surgió porque el Dios Cupido hizo la elección acertada, estudió nuestra personalidad, valores y principios, dejando que la intriga y los deseos de descubrir a la pareja desde la virtualidad jugase su papel. Conocedor de nuestra compatibilidad, preparó sus flechas y esperó al día de la cita. El final es cuestión de que cada pareja lo escriba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario